Tradicionalmente en España se ha invertido en depósitos, cuentas remuneradas, fondos o renta fija. Veremos brevemente algunos detalles sobre los mismos en este pequeño artículo.
Partamos de la premisa que el objetivo debe ser batir al IPC, es decir, el % anual en que sube el costo de la vida. Si ciframos este valor en un entorno del 2-2,5% (este último año no llegó a esas cifras excepcionalmente), sólo fondos o renta variable (bolsa) pueden batir al IPC. Es decir, la conclusión que sacaremos, y anunciamos a priori, es que tanto cuentas remuneradas, como depósitos (lugares tradicionales de inversión de la mayoría) hacen perder capacidad financiera o valor de nuestros ahorros.
Cuentas remuneradas.
Básicamente te dan un pequeño
interés, con la ventaja de disponer del capital en todo momento. A día
de hoy sólo ING con 0,5% TAE o Selfbank con 0,75% TAE son
significativos. En ningún lugar llegan al 1% TAE.
Depósitos.
También llamados “plazos fijos”. A
fecha febrero 2015 ningún depósito supera el 1,5-1,75% (y son contados
los casos que llegan a esas cifras). Es decir, tengo un año, dos años,
etc. el dinero parado, a cambio de un pequeño porcentaje (cuando aparece
hacienda aún menor), que hace que nuestros
ahorros pierdan valor respecto de la subida del IPC. Seguridad a cambio
de perder algo menos que si no lo invertimos….un mal menor. Recordamos
que el banco de España te asegura hasta los primeros 100.000€ en una
entidad concreta, de modo que este hecho ofrece
algo de “seguridad” adicional.
Renta fija. Son los llamados bonos, letras, obligaciones,
etc. En España se puede ver en www.tesoro.es
. Consisten en “prestarle” dinero al país a cambio de un pequeño
porcentaje. Los mejores son a largo plazo, 10 años, 30 años, etc. Pero
no logran apenas batir el IPC ni en el mejor
de los casos. A día de hoy es una opción poco interesante. Seguridad?
Alta, dado que debe caer el país de turno para no pagar al que ha
prestado su dinero. A corto plazo, 6 meses, 1 año, 2 años, apenas dan un
cero coma algo de interés. Poco interesante.
Fondos.
Una empresa gestora del fondo, decide
en qué acciones invertir. Quizá a largo plazo sea la mejor opción para
un inversor que desconozca el mundo macroeconómico. Ventajas, suelen
subir, y mucho, y a largo plazo hay estudios que demuestran que es quizá
la mejor de las opciones. Inconvenientes: los
dividendos que te da la bolsa ni los hueles, los bancos suelen cobrar
comisiones importantes sobre los mismos, debes esperar años a recuperar
la inversión, depende del fondo o el banco o la gestora son más o menos
interesantes y disgregar entre los “buenos”
y los “malos” no es tarea sencilla. En cualquier caso, buena opción
para plazos de 2-5-10 años.
Renta variable.
Es la opción más beneficiosa según
mi punto de vista, dado que cobras los dividendos si sigues la
estrategia “buy & hold” de comprar acciones de alto dividendo y
mantenerlas en el tiempo (hay compañías que llevan 10-20-30 años
mejorando su dividendo año tras año). De esta forma se pueden obtener
intereses al dinero invertido de manera creciente cada año. Además la
posibilidad de generar beneficios de las acciones compradas en los casos
en que su valor oscila al alza en los mercados.
Desde
que el Banco de España recomendó a la banca española limitar la
remuneración a los depósitos que se ofrecen a los clientes, mucha gente
se está fijando
en los fondos de inversión y la bolsa como alternativas.
La
decisión de seguridad versus rentabilidad es el quebradero de cabeza de
muchos inversores que se definen como conservadores. La caída de la
rentabilidad de los depósitos en
los últimos años obliga a asumir mayor riesgo en cartera.Imagine que tiene 10.000 euros y que le ofrecen dos posibilidades para invertirlos. La primera, es un depósito a plazo fijo a doce meses de esos cuya rentabilidad no ha dejado de bajar en los últimos años. La segunda, invertirlo en las acciones de ese mismo banco. ¿Qué preferiría? Este dilema lo tienen cada vez más inversores conservadores que ven cómo deben asumir mayores riesgos en su inversión para conseguir arañar rentabilidad. Y es que entre las entidades que cotizan en el Ibex, sólo La Caixa sigue dando una rentabilidad del 1% por su depósito a un año y el resto ofrecen entre un 0,40% y 0,85% TAE. En esta tesitura, la opción de invertir con criterios de rentabilidad por dividendo es una opción que gana enteros.
¿Seguridad o rentabilidad? Un depósito y una acción no son comparables por el hecho de que su nivel de riesgo no es similar. El primero está cubierto hasta 100.000 euros por el Fondo de Garantía, mientras que las acciones de los bancos están sujetas a los riesgos propios de la volatilidad de los mercados. Si se tiene en cuenta esta característica esencial, algunos asesores financieros reconocen que los clientes con un perfil más conservador cada vez contemplan con mejores ojos invertir en firmas con una política de dividendos estable y una volatilidad moderada.
En cada una de las siete entidades del Ibex se pone en relieve que los rendimientos que un inversor podría obtener, a priori, a partir del dividendo que ofrecen los bancos son mayores que las que generan los depósitos (sin entrar a analizar cualquier otro tipo de compañías que pueden dar dividendos superiores como hemos comentado en entrada anterior del blog). A un año vista, BBVA ofrece un 0,6% TAE por su principal imposición a plazo fijo, Banco Santander un 0,4%, Bankia un 0,6%, Popular y Sabadell un 0,65%, Bankinter un 0,85% y CaixaBank alcanza el 1% TAE.
En el caso de BBVA, la rentabilidad por dividendo es la segunda más alta de este grupo de entidades, al situarse en el 2,67%. BBVA abona 0,34 euros por título este año en cuatro pagos. Para una inversión de 10.000 euros, se pueden obtener 10.453 euros a través del cobro de los dividendos o 10.060 euros a partir del depósito tipo de BBVA a un año al 0,60%.
Esta misma secuencia se repite al hablar de CaixaBank, que presenta una rentabilidad por dividendo del 4,87% y que se espera que remunere a sus accionistas en 2015 con 0,20 euros por acción. Sobre un importe de 10.000 euros, se obtendrían 10.487 euros en dividendos o 10.100 euros a partir del depósito In que comercializa la entidad.
Los expertos consideran que, a pesar de las diferencias evidentes entre ambas opciones, la elección está condicionada por el horizonte temporal al que aspire el inversor. “Si se planifican los movimientos con vistas a tres años o más casi siempre saldrá ganando a partir de una cartera con una atractiva rentabilidad por dividendo”.
Todo esto sin tener en cuenta el coste que supone en el caso de los depósitos en caso de necesidad de reembolso de los mismos, por los costes de cancelación anticipada.
Analizando todos los puntos anteriores, parece que los depósitos son más interesantes para una cartera (o parte de ella) que sea a corto plazo, con cantidades inferiores a 100.000 euros (por banco) debido a que en caso de necesitar dinero, en el peor de los casos, se aplica una comisión de cancelación que no supone pérdida de capital, mientras que los fondos se venden a un precio de mercado, que puede provocar pérdidas si no nos hemos adaptado al plazo inicial (por comisiones, por evolución del mercado...).
Para el resto de carteras, hacer una estrategia bien estudiada a través de fondos o acciones, nos puede suponer beneficios mucho mayores... pudiendo hacer variaciones de la cartera sin tributar a hacienda y con mucha diversificación, que se adapten tanto a las condiciones del mercado como a la situación personal de cada uno.
Por último mostramos el perfil de los españoles en cuanto a productos de inversión. Como se puede ver los depósitos son mayoría (97%), y las acciones son aún minoría (10%).
En general la forma de repartir en cada persona los riesgos de una cosa u otra depende del perfil de cada uno. Hay una recomendación genérica que es la ley de las 3 partes o 33%. Consiste en si se tiene un capital por ejemplo de 10.000€, invertir 3.300€ en bolsa o fondos (productos de “riesgo”), otro 33%, es decir, 3300€ en productos de menor riesgo (depósitos o renta fija) y otro 33% en cuenta (a ser posible remunerada).
La diversificación, palabra tan manida en términos de inversión económica, siempre se debe aplicar de cara a minimizar riesgos.
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